Bioenergética

La bioenergética es una psicoterapia que intenta comprender a la persona y sus conflictos desde una perspectiva psicocorporal y energética. La energía es la energía vital que nos permite funcionar tanto en los niveles físicos como en los mentales.
Los pensamientos y las emociones son procesos biológicos cuyas características pueden ser conocidas observando cómo el cuerpo se moviliza ante determinadas situaciones.
Las dificultades para conectar con los sentimientos, deseos y recuerdos están vinculadas a patrones de funcionamiento corporal en los que existe una reducción de la motilidad y de la percepción de las diferentes partes corporales o de su conjunto.
Relajando tensiones musculares y ampliando la expresión emocional se facilita la percepción de los movimientos y de los segmentos corporales “bloqueados”; así la persona puede conectar mejor con esos contenidos emocionales y recuerdos que son imprescindibles para encontrarse a sí misma.

Análisis Bioenergético

La terapia bioenergética implica un trabajo corporal, emocional y psíquico. El psicoterapeuta bioenergético propone al paciente ejercicios y expresiones físicas que le ayudan a experimentar los patrones corporales y de comportamiento. Trabaja con el cuerpo para profundizar la respiración, distender las tensiones musculares crónicas y movilizar la energía retenida. De este modo se recuperan más fácilmente sentimientos que han sido reprimidos durante la infancia y se han mantenido así en la vida adulta.
A medida que la terapia avanza, aumenta la conciencia de las sensaciones corporales y la expresión de nuevas percepciones e imágenes a las que puede dar nuevos significados. Lentamente se disuelven los patrones antiguos e ineficientes que bloquean la conexión con el placer y la espontaneidad.
La combinación del trabajo corporal, el análisis de los conflictos emocionales y su relación con la historia personal ayudan a relajar progresivamente la estructura defensiva de la persona y permite que se recupere una mayor libertad de expresión del ser en los niveles físico, emocional y mental. La persona establece formas nuevas de relacionarse consigo mismo y con los demás que resultan más satisfactorias.