ECSI - EM
Esclerosis Múltiple
Definición Esclerosis Múltiple
La Esclerosis
Múltiple es una enfermedad inflamatoria
desmielinizante del Sistema Nervioso Central.
Las fibras nerviosas
que entran y salen del cerebro están envueltas por
una membrana aislante de múltiples capas denominada
vaina de mielina. La vaina de mielina permite la
conducción de los impulsos eléctricos a lo largo de
la fibra nerviosa con velocidad y precisión. Cuando
se producen lesiones en la mielina, las células
nerviosas pierden sus coberturas de mielina y los
nervios no conducen los impulsos de forma adecuada.
El término Esclerosis
Múltiple viene dado por las múltiples áreas de
cicatrización (esclerosis) que representan los
diversos focos de desmielinización en el sistema
nervioso.
La EM no es
contagiosa ni hereditaria, no causa la muerte y su
curso es crónico. Se trata de una enfermedad que
suele darse entre los 20 y 40 años, mayormente en
mujeres. Por ser discapacitante causa limitaciones
en la actividad laboral y económica provocando un
alto impacto en el ámbito familiar y social más
próximo al paciente. Irrumpe en la vida del paciente
alterando el estilo y la calidad de vida.
Tipos de Esclerosis Múltiple
La Esclerosis
Múltiple puede presentar distintos patrones. Se
reconocen las siguientes formas clínicas:
Esclerosis Múltiple primaria del tipo
progresivo: Se presenta con una
discapacidad progresiva desde el inicio
mismo de la enfermedad con ausencia de
brotes. |
Esclerosis Múltiple secundaria
progresiva: La enfermedad comienza
con sucesivas recaídas y remisiones y
después de un tiempo se produce un
empeoramiento progresivo que puede ir
acompañado o no de brotes. |
Esclerosis Múltiple del tipo progresivo
con recaídas: También se presenta
con una discapacidad progresiva desde el
comienzo pero con sucesivos brotes. |
Esclerosis Múltiple benigna:
Presenta un patrón clínico de expresión
con las recaídas típicas de la
enfermedad que después de un tiempo
permanece estable durante 10 o 15 años.
|
Esclerosis Múltiple en recaídas y
remisiones: Aquí el patrón clínico
se expresa en brotes o recaídas que
luego evolucionan hacia una recuperación
total o parcial. Entre uno y otro brote
el paciente permanece estable.
|
* Los brotes o recaídas son episodios agudos de
empeoramiento que pueden ser leves, moderadas o
severas. Las remisiones son etapas o fases en las
que la sintomatología cede o disminuye notablemente
su expresión.
¿Cómo se manifiesta
la Esclerosis Múltiple?
Los síntomas y signos neurológicos de la Esclerosis
Múltiple (EM) son tan numerosos que los médicos
pueden pasar por alto el diagnóstico cuando aparecen
las primeras manifestaciones.
Los síntomas varían de persona a persona, y de vez
en cuando en la misma persona. Los síntomas
generalmente aparecen entre los 20 y 40 años, y las
mujeres sufren la enfermedad con una frecuencia
mayor que los hombres.
El curso de la enfermedad puede empeorar lentamente
con el tiempo; las personas afectadas tienen
periodos de salud relativamente buenos (remisiones)
que se alternan con brotes de la enfermedad
(exacerbaciones). Cuando una exacerbación de
síntomas ocurre, puede durar desde días, semanas,
meses o años; los síntomas pueden remitir
impredectiblemente. Las remisiones también pueden
durar por extensos períodos de tiempo.
La EM sigue un curso variado e impredecible; la EM
se inicia en muchos casos con síntomas aislados
seguidos de meses o años sin la presentación de mas
síntomas. En otros casos, los síntomas empeoran y se
generalizan al cabo de semanas o meses. A medida que
los brotes se hacen mas frecuentes, la incapacidad
empeora y puede volverse más permanente. A pesar de
la incapacidad la mayoría de las personas con EM
tienen una expectativa de vida normal.
¿Cuáles son los síntomas de la EM?
La desmielinización suele aparecer en cualquier
parte del cerebro o de la médula espinal y los
síntomas dependerán del área afectada. La
desmielinización en las vías nerviosas que
transmiten señales a los músculos es la causa de los
problemas de movilidad (síntomas motores). La
desmielinización en las vías nerviosas que conducen
la sensibilidad al cerebro causa alteraciones
sensitivas (síntomas sensoriales).
Los síntomas sensitivos más comunes son:
.
Parestesias
en la forma de entumecimientos,
adormecimientos o sensaciones de
hormigueo. |
.
Disestesias que se expresan
en una sensibilidad alterada. |
.
Hipoestesias, se manifiestan como una disminución
en la capacidad sensitiva. |
Los síntomas motores más comunes son:
.
Pérdida del equilibrio |
.
Trastornos en la marcha |
.
Pérdida de la fuerza en los miembros.
Puede ser en forma leve o en los casos
más graves llegar hasta la pérdida total
de la función. |
.
Parálisis parcial o total de una parte
del cuerpo. |
.
Debilidad extrema o cansancio anormal. |
.
Sacudimiento de las manos |
.
Trastornos en la coordinación de los
movimientos |
Otras manifestaciones de la enfermedad son:
.
Problemas en la vista, tales como visión
doble o movimientos de los ojos no
controlados |
.
Pérdida de la visión en uno o en ambos
ojos. Puede presentarse en forma
simultanea o sucesiva. |
.
Problemas del habla tales como
farfullar. |
.
Trastornos en la atención y en la
memoria. |
.
Pérdida de control de los esfínteres, de
la vejiga y/o del intestino. |
¿Cómo se diagnostica la EM?
El diagnóstico de la EM es especialmente dificultoso
en los primeras fases de la enfermedad. El tiempo
promedio que se estima entre el inicio de la
sintomatología y el diagnóstico puede alcanzar los
cuatro años.
No se cuenta aún con una prueba diagnóstica
específica. Se procede por diagnóstico diferencial
siguiendo los criterios diagnósticos consensuados
internacionalmente. Se recomiendo que el diagnóstico
lo lleve a cabo un médico especializado en la
enfermedad. Una exhaustiva historia clínica y un
detallado exámen neurológico son suficientes para
reconocer la expresión de la enfermedad. Estudios
complementarios como los potenciales evocados, el
análisis del líquido encefalorraquídeo y la
resonancia magnética, se utilizan para el
diagnóstico diferencial con otros cuadros parecidos.
¿Cuál es la causa de la EM?
La causa de la EM es aún desconocida. No se trata de
una enfermedad hereditaria aunque los factores
genéticos actuarían generando una predisposición a
padecer la enfermedad. Uno o más factores
ambientales podrían actuar desencadenando la
enfermedad en aquellas personas con una propensión a
ella.
Se ha demostrado que la expresión de la EM está
mediada por una reacción autoinmune que hace que el
mismo sistema inmunológico, por un mecanismos de
autoagresión, genere una respuesta contraria a la
normalmente esperada. Es así como, fracasa en
cumplir con su función de defender al organismo de
las agresiones externas (por ejemplo, infecciones)
generando en este caso lesiones en el Sistema
Nervioso.
¿Cuál es el tratamiento para la EM?
En la actualidad no existe aún un tratamiento
preventivo o curativo para la EM. Tampoco se cuenta
con una terapia restauradora que posibilite la
regeneración de la mielina dañada. Sin embargo, se
han realizado considerables progresos en su
tratamiento, dependiendo el mismo de la fase de la
enfermedad que se esté transitando y de las
necesidades particulares que el paciente presente en
ese momento.
Los objetivos básicos para el tratamiento de la
EM
deben ser:
- Impedir la emergencia de nuevas lesiones
cerebrales.
- Reducir al mínimo posible las recaídas o brotes.
- Detener la progresión de la discapacidad.
- Mejorar la calidad de vida del paciente.
Para ello se cuenta con diferentes recursos a
considerar de acuerdo a las necesidades imperantes
en cada momento de la enfermedad.
.
un
tratamiento de base que a partir del
empleo de terapias inmunomoduladoras permita ir modificando el
curso de la enfermedad, disminuyendo las recaídas y
frenando el progreso de la discapacidad.
|
.el
tratamiento de los síntomas más
presentes que dificultan un mejor manejo
de la enfermedad |
.el
tratamiento específico de las recaídas o
brotes |
.una
rehabilitación integral, que no apunte
solo al trabajo o ejercicio físico sino
que incluya también el desarrollo del
máximo potencial del paciente. |
una terapia de apoyo psicológico, con una adecuada
contención que permita al paciente resolver las
tensiones emocionales que la enfermedad causa.
|